El ya tradicional rastrillo de antigüedades coruñés, que lleva más de 30 años abriendo sus puertas durante las fechas navideñas gracias a la incansable labor solidaria de la filántropa Isabel Ruiz, este año está ubicado en la céntrica calle Real, nº 82 (antigua Farmacia Villar) y, como es habitual, toda la recaudación por sus ventas irá destinada a la Cocina Económica coruñesa.
En este auténtico bazar de las sorpresas se venden objetos de gran valor, como espejos y cristalería variada, porcelanas, todo tipo de mobiliario, pinturas, revistas e, incluso, fotografías, que recibe Isabel a lo largo del año de particulares y pone a la venta a precios de ganga, llamando la atención de muchos ciudadanos generosos que los compran.
«Todo me parece poco para recaudar. Yo espero que la generosidad de esta ciudad, como siempre, cumpla nuestras expectativas», cuenta ilusionada Isabel Ruiz al mando del rastro coruñés con más historia.